En el municipio salmantino de Villagonzalo de Tormes, se encuentra la localidad de Carpio-Bernardo. En una elevación del terreno muy notable y, junto al río Tormes, se aprecian las ruinas del castillo de Carpio-Bernardo.
Desde la localidad de Carpio-Bernardo, y mirando hacia el río Tormes, dos grandes elevaciones destacan sobre el terreno llano. En el teso de la izquierda (al norte), se encuentran los restos del Castillo de Carpio-Bernardo. A la derecha (al sur), está la mesa del Carpio. En esta última, se han encontrado restos arqueológicos pertenecientes a la cultura Cogotas I (periodo Bronce Final, alrededor de 1.000 a.C).

En primer plano, muralla del castillo de Carpio-Bernardo. Al fondo, la mesa de Carpio.
La mesa del Carpio es una meseta que tiene el acceso cómodo solo desde uno de sus lados. El resto, está rodeado de barrancos de difícil acceso. Era un lugar ideal para establecer un asentamiento fácil de defender, como otros castros prerromanos de la zona.
Por su situación, ha sido desde tiempos muy remotos una zona de paso, como lo atestiguan los restos de una calzada romana que se encuentran a poca distancia, en Terradillos. Además, la altura de las dos elevaciones permitía la vigilancia de un entorno considerable. Mientras que la mesa del Carpio era adecuada para que se asentara un grupo humano con su ganado en un castro, el teso vecino era ideal para una fortaleza.
Los orígenes de Carpio-Bernardo se encuentran entre la historia y la mitología. Las primeras referencias al castillo se hallan en la Alta Edad Media, con las leyendas del mítico Bernardo de Carpio, en el siglo IX. Posteriormente, cuando los reinos de Castilla y León se separaron en 1157, las tierras de Alba y Salamanca quedan como frontera. El castillo era un punto estratégico de importancia para el reino de León y fue muy relevante en las guerras entre los dos reinos.

Vista de la fortaleza medieval de Carpio-Bernard. Al fondo, se aprecia el río Tormes.
El castillo de Carpio-Bernardo perdió su importancia fronteriza cuando los dos reinos cristianos se unieron de forma definitiva en 1230. El aspecto de ruina actual del castillo es debido al mandato de los Reyes católicos en 1505, que ordenaron el derribo para debilitar a la nobleza.
Por desgracia, en la actualidad los restos del castillo están dentro de la Lista Roja del Patrimonio. El terreno que rodea el castillo se encuentra erosionado por el paso de motos.
¿Merece la pena visitar las ruinas del castillo de Carpio-Bernardo?
Algunas personas se pueden sentir defraudadas al comprobar los escasos restos que se pueden visitar. Pero, al igual que ocurre al visitar las ruinas de un castro prerromano, no hay que fijarse solo en los restos que se ven. Lo realmente importante es el entorno y nuestra imaginación. Partiendo de lo que queda de las antiguas edificaciones, nos podemos imaginar cómo era físicamente la fortaleza y la función que desarrollaba a lo largo de los siglos.
En este tipo de visitas, tenemos que dejar volar la imaginación y verlo todo con los ojos de un niño. ¿Cómo sería un ataque a un lugar tan inexpugnable? ¿Cómo vivirían los defensores del castillo, un sitio que durase meses?
Haciendo un pequeño esfuerzo mental, podemos «divisar» la llegada de nuestros enemigos desde nuestra atalaya y «ver» cómo cruzan el río Tormes antes de lanzar un asalto.
Si al llegar a este lugar mágico, te esperas un castillo en buen estado de conservación y no eres capaz de imaginar cómo era, es mejor que no vayas. Solo verías «piedras mal colocadas» y nada más.
Sin embargo, si eres de los que disfrutan con la Historia y te gusta transportarte en el tiempo, no debes perderte esta visita.
Esta reflexión es válida para visitar cualquier resto arqueológico. Es imprescindible conocer el contexto y hacer un pequeño esfuerzo imaginativo.

Restos del castillo de Carpio-Bernardo
Situación del castillo de Carpio-Bernardo en Google Maps: